Errores, desmotivación o cansancio excesivo durante la jornada de trabajo pueden ser debidos a la fatiga laboral. Este problema, cada vez más reconocido (y reconocible), afecta a muchos empleados y trabajadores. ¿Trabajas en el ámbito de los recursos humanos? ¿Crees que sufres de fatiga del trabajo y quieres leer más sobre ella? Hoy os dejamos con una guía completa sobre esta afección. Además, queremos recordaros que en nuestro centro podréis encontrar formación específica en este ámbito.
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Fatiga laboral: ¿cómo se define?
Si buscamos en la Real Academia de la Lengua Española el significado de fatiga, este nos devuelve el siguiente resultado: “Molestia ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas, y que en ocasiones produce alteraciones físicas”. A pesar de que todos sabemos que es un sinónimo de cansancio, la fatiga también es la sensación que sentimos tras un esfuerzo largo y tedioso.
Por eso, aplicada al ámbito laboral, la fatiga laboral es la condición de cansancio, desmotivación e incluso dolencias físicas que aparecen en un trabajador sometido a unas condiciones laborales desfavorables y de larga duración. ¿Nos referimos entonces a que todos los profesionales que sufren de fatiga laboral encuentran la causa en unas malas condiciones? Ni mucho menos.
Los desencadenantes y factores que pueden influir en que suframos de fatiga laboral o no son muchas y muy variadas. Suelen destacar, aún así, algunas situaciones ante otras.
¿Qué provoca fatiga laboral?
Como hemos dicho anteriormente, son muchos los factores que pueden influir en la fatiga laboral de un trabajador. No solo son determinantes el tipo de trabajo que se realiza, sus condiciones horarias o las vacaciones que disfruta un trabajador. También influirán factores medioambientales, de salud y bienestar mental y sociales.
Por ejemplo, el cambio radical de metodología de trabajo debido al confinamiento total de principios de 2020 (por la pandemia de coronavirus) parece haberse instaurado a la fuerza en la vida de muchos equipos laborales.
Estas personas, a pesar de mantener sus condiciones de trabajo (favorables), pueden experimentar fatiga laboral. Debido a los cambios bruscos sociales, organizativos y de rutinas sostenidos en el tiempo.
Tipos de fatiga laboral
La fatiga laboral puede manifestarse de muchas maneras. Y, tal como sucede con otras condiciones como el estrés o la ansiedad, cada persona la experimenta a su manera. A continuación, vemos cuáles son los principales tipos de fatiga laboral.
Fatiga laboral física
Se manifiesta a través de dolencias o problemas de salud físicos. Por ejemplo, puede manifestarse con tensión muscular, lesiones de diversas consideraciones o debilitando o afectando a otros sentidos (defectos de visión, oído…).
Fatiga mental
Los cambios sociales, la presión, el estrés y muchos otros factores de la fatiga laboral pueden acabar manifestándose en la salud mental. Esta fatiga mental laboral suele relacionarse con trabajos que implican sedentarismo postural. Se manifiestan también con estados de desgaste, la sensación de embotamiento o saturación mental o la hipovigilancia.
Fatiga sensorial
Algunas personas experimentan una fatiga relacionada con sus sentidos y sus funciones. Aparece en aquellas personas que utilizan constantemente sus sentidos para trabajar: la vista delante de la pantalla, el oído en una ruidosa fábrica,…
Fatiga psicológica o nerviosa
Otra manifestación de la fatiga en el trabajo se vincula con actividades muy repetitivas y de ritmo frenético o muy rápido (Fatiga nerviosa). En el caso de la psicológica, se relaciona con puestos de trabajo de alta responsabilidad o presión.
Mezcla de factores o síntomas
Sin embargo, estas tres anteriores distinciones pueden presentarse simultáneamente o de manera alterna. Causando un estado de fatiga laboral personal. Asimismo, también son síntomas de fatiga laboral las docencias musculares o esqueléticas, relacionadas con una mala postura en trabajos sedentarios.
¿Sabías que la PRL permite combatir muchas de las causas de la fatiga profesional? Conoce estas pautas para la prevención de riesgos laborales.
¿Cómo se puede controlar la fatiga del trabajo?
La fatiga laboral o fatiga del trabajo debe de controlarse antes de que se convierta en un problema mayor. Los expertos coinciden en que hay dos grandes vías para abordarla: la personal y la laboral. Por un lado, cada persona deberá buscar sus vías personales para abordar los factores personales que pueden influir en su fatiga laboral: estrés, conciliación, preocupaciones ajenas… Por el otro, las empresas y organizaciones deben también intentar sofocarla. ¿Cómo? Así puedes combatir la fatiga del trabajo:
1-. Logros y metas cumplidas
El resultado de trabajo es importante, tanto si es negativo como si es positivo. Muchas empresas tienden a recibir los buenos resultados sin valorar el esfuerzo prestado por el equipo para conseguirlo.
2-. Mantén la comunicación
Sobre todo, si habéis instaurado el teletrabajo. Mantener la comunicación hará que la fatiga laboral del equipo no sea tan notoria. Es normal sentirse fatigado por la poca interacción social (anormal) en estos casos, por lo que se recomienda mantener reuniones con videoconferencia de manera periódica.
3-. Fija metas realistas
Ser realista es imprescindible para no causar fatiga laboral. Establecer metas demasiado elevadas puede comportar el estrés o la preocupación máxima por no poder cumplirlas a pesar de dar todo el esfuerzo posible. Por otro lado, si las metas son asumibles, los empleados se mantendrán motivados.
4-. Pausas activas
El hecho de eliminar las horas y tiempo de desplazamiento ha llevado a muchas personas a sentirse más “presionadas” y asumir una mayor carga de trabajo. Esto influye directamente sobre la fatiga laboral. Pro ello, promover las pausas activas permite no solo recargar la energía, sino también recuperar la “frescura” y generar nuevas ideas, impactando directamente en la productividad.
Ejemplos de fatiga laboral
Para entender mejor bajo qué situaciones puede aparecer este cansancio profesional, veamos cinco ejemplos de fatiga laboral que lo ilustran en diferentes entornos de trabajo:
- Jornadas excesivas sin descanso adecuado. Por ejemplo, un empleado que permanece en su puesto más de 10 horas diarias sin tiempo para comer o relajarse puede experimentar agotamiento físico, somnolencia y reducción de su capacidad de reacción.
- Turnos rotativos o trabajo nocturno. Alteran el ritmo circadiano, dificultando el descanso reparador. Un enfermero que pasa de un turno diurno a uno nocturno en pocos días puede sufrir insomnio, confusión mental y una notable disminución de su energía.
- Sobrecarga de responsabilidades. Por ejemplo, un coordinador que además de su labor habitual debe cubrir funciones de varios compañeros ausentes puede acabar saturado, con dificultad para priorizar tareas y tomar decisiones.
- Entornos laborales físicamente exigentes. Como la construcción o la carga y descarga de mercancías, por ejemplo. Un operario que manipula cargas pesadas durante toda la jornada puede experimentas debilidad, molestias articulares y riesgo de lesiones.
- Estrés prolongado por presión de resultados. Por ejemplo, un comercial que debe alcanzar objetivos muy exigentes bajo presión diaria puede presentar síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad y apatía, incluso aunque no realice esfuerzos físicos intensos.
Aprender a combatir la fatiga laboral es clave para garantizar entornos de trabajo seguros y productivos. Reconoces sus signos y actuar a tiempo previene problemas de salud más graves y contribuye a mejorar el bienestar de los trabajadores. ¿Te gustaría especializarte en esta área? ¡Descubre cómo con el máster en gestión del estrés laboral y el burnout!