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Cada 21 de marzo, se celebra el Día Mundial del Aprendizaje con el objetivo de resaltar el valor de la educación en el mundo. En este día, mientras se habla de la importancia de aprender y formar conocimientos, nos adentramos en el campo de la psicología del aprendizaje.

Con ello queremos dar a conocer cómo funciona nuestro cerebro cuando estamos en el proceso de adquirir nuevas competencias. Por tal motivo, exploraremos los fundamentos de la psicología del aprendizaje y cómo podemos aprovechar estos conceptos para mejorar nuestras prácticas educativas y nuestro potencial como aprendices. ¡Vamos a ello!

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¿Qué estudia la psicología del aprendizaje?

¿Alguna vez habías escuchado este concepto? Te lo explicamos ahora. La psicología del aprendizaje es una rama de la psicología que se centra en comprender cómo las personas adquieren, procesan, retienen y aplican el conocimiento. Así, estudia una variedad de procesos cognitivos y emocionales relacionados con el aprendizaje, tanto en niños/as como en adultos.

Esta rama es importante en el ámbito educativo como en otros contextos, como el desarrollo infantil, la formación laboral, la terapia cognitivo-conductual y el diseño de programas de intervención para mejorar el rendimiento académico.

Factores que estudia la psicología del aprendizaje

Algunos de los principales temas que aborda la psicología del aprendizaje incluyen:

  • Memoria: Examina cómo almacenamos y recuperamos información a corto y largo plazo, así como los factores que afectan la retención y el recuerdo de la información.
  • Atención: Investiga cómo dirigimos y mantenemos nuestro foco en estímulos relevantes para facilitar el aprendizaje y la comprensión.
  • Motivación: Explora cómo los deseos, las necesidades y los objetivos influyen en el proceso de aprendizaje y cómo podemos mantenerla a lo largo del tiempo.
  • Metacognición: Analiza la capacidad de las personas para monitorear, regular y evaluar su propio proceso de aprendizaje, incluida la planificación, la supervisión y la autorregulación.
  • Pensamiento y resolución de problemas: Estudia cómo las personas procesan la información, formulan conceptos, toman decisiones y resuelven problemas en diferentes contextos.
  • Aprendizaje social y cultural: Examina cómo las interacciones sociales y el entorno cultural influyen en el aprendizaje y cómo las personas aprenden a través de la observación, la imitación y la participación en prácticas sociales.

¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando aprendemos?

El proceso de aprendizaje implica una serie de complejas interacciones dentro del cerebro que permiten aprender nueva información. Aunque todavía hay mucho por descubrir de este órgano, podemos destacar algunas claves de cómo funciona durante el aprendizaje. Por ejemplo, cuando estamos expuestos a nueva información, nuestros sentidos captan estímulos del entorno y los transmiten al cerebro. A partir de esto, la atención se enfoca en los estímulos que le parecen relevantes y filtra la información para procesarla de manera más efectiva.

Una vez que la información es percibida, el cerebro la convierte en un formato que puede ser guardado y procesado. Esto implica cambios físicos y químicos en las neuronas y sus conexiones, lo que facilita la retención a largo plazo. Por otro lado, la información codificada se guarda en la memoria a corto plazo o la memoria de trabajo, donde se mantiene temporalmente mientras esta siendo procesada.

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Proceso de almacenaje en la mente

La consolidación es el proceso en el que la información almacenada en la memoria a corto plazo pasa a la del largo plazo. Durante este proceso, se refuerzan las conexiones sinápticas entre las neuronas involucradas en el aprendizaje, lo que ayuda a la estabilidad y durabilidad del recuerdo. Así, cuando necesitamos recordar y utilizar la información aprendida, el cerebro activa las conexiones neuronales asociadas con ese conocimiento, permitiéndonos recuperarlo de la memoria y aplicarlo en situaciones relevantes.

Otra parte importante para el aprendizaje son la repetición y el refuerzo. A medida que practicamos la información aprendida, fortalecemos las conexiones neuronales asociadas con ese conocimiento, lo que mejora la retención y la habilidad para aplicarlo.

Es importante decir que este proceso implica una red compleja de áreas cerebrales que trabajan juntas para procesar y almacenar la información. Además, la motivación, la emoción y la atención juegan un papel crucial en la eficacia del aprendizaje, influyendo en cómo el cerebro selecciona, procesa y recuerda la información.

¿De qué forma mejoramos con la psicología de aprendizaje?

Usar la psicología de aprendizaje para mejorar nuestra educación implica usar sus conceptos de manera efectiva, ¿cómo? Aquí hay algunas formas de hacerlo:

  • Reconociendo que las personas tienen diversas formas de aprender (visual, auditivo, kinestésico, etc.) y adaptar las estrategias de enseñanza y el material didáctico para satisfacer las necesidades de cada estudiante.
  • Fomentando la participación activa en el proceso de aprendizaje, brindando oportunidades para la exploración. También, las actividades interactivas, los debates, los proyectos grupales y las demostraciones prácticas mejoran la retención de información.
  • Estableciendo metas específicas y alcanzables, y proporcionando retroalimentación constructiva es importante para guiar el progreso. Todo esto, aumenta la motivación y la autoeficacia, mejorando así el rendimiento académico y la satisfacción con el aprendizaje.
  • Enseñando estrategias para planificar, gestionar el tiempo y monitorear el progreso para tomar el control del propio aprendizaje y desarrollar habilidades de resolución de problemas.
  • Utilizando modelos de aprendizaje positivos y proporcionando oportunidades para la observación, la imitación y la práctica guiada. Se puede aprender de maestros, compañeras, familiares y figuras de referencia.
  • Relacionando el contenido aprendido con experiencias personales, intereses y aplicaciones prácticas para construir conexiones significativas y facilitar la comprensión del material.

Al aplicar estos principios y estrategias basadas en la psicología del aprendizaje, es posible mejorar la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje y alcanzar el máximo potencial académico y personal.