¿Has pensado alguna vez cómo se consigue estar a la última? ¿Qué hacen las empresas para anticiparse a las modas y conocer de antemano por qué tendencias apostar? Básicamente, la herramienta que se lo permite es el cool hunting. Y sus profesionales o cool hunters precisan de una gran intuición, capacidad analítica y experiencia para hacer este trabajo. ¿Quieres dedicarte a este apasionante mundo?
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Índice de contenidos
Definiendo el cool hunting
Evidentemente, esta actividad forma parte del marketing y esta estrechamente relacionada (Claro está) con la moda. En este sentido, tiene efectos sobre el desarrollo del producto y su posicionamiento en el mercado. Y también, consecuentemente, a la imagen de marca.
En este sentido, el cool hunter realiza una continuada labor de investigación y prospección de los hechos. Parte del presente (y a menudo también del pasado) para anticipar el porvenir. Y no lo hace tirando las cartas ni basándose en los posos del café o en las volutas de humo de un cigarrillo, sino a partir de concienzudos y minuciosos análisis de la realidad y con una gran capacidad para advertir lo que viene.
En cierto modo, esta actividad es la técnica, y el arte, de buscar y encontrar señales cool. Para ello, aprovechan el auge del big data, por supuesto. Pero sin dejar de pasear por las calles, abrir muy bien los ojos y estar completamente receptivos a lo que se cuece en ellas.
Funcionalidad de esta importante labor
¿Por qué resulta tan valioso este trabajo? Porque las empresas no pueden fallar al enfocar su maquinaria productiva en una dirección de mercado. Piensa en una marca de confección textil. Si su nueva colección de moda no responde a los gustos y las expectativas de los consumidores, está muerta.
Pero, claro, debe empezar a producir esas piezas antes de que se comiencen a llevar. Por otra parte, si es capaz de identificar un elemento diferencial antes que sus competidoras, si se sube a la ola buena de una tendencia semidesconocida, su ventaja diferencial le permitirá triunfar en el mercado.
¿Qué hace un coolhunter?
Un cazador de tendencias se dedica a:
- Observar comportamientos emergentes. Analiza cómo cambian los gustos, estilos de vida y hábitos de consumo en distintos sectores. Está atento a lo nuevo antes de que se vuelva popular.
- Detectar señales de cambio. Indica pequeñas pistas que podrían indicar una tendencia futura. Puede incluir desde una estética recurrente en redes sociales hasta un nuevo hábito entre los jóvenes de la ciudad.
- Investigar en distintos entornos. Asiste a eventos, visita tiendas, analiza perfiles en redes sociales y explora subculturas. Su radar está siempre activo, tanto en la calle como en lo digital.
- Analiza y sintetiza información. Cruza datos, contextualiza fenómenos y extrae conclusiones que puedan traducirse en ideas de valor para marcas o empresas.
- Elaborar informes de tendencias. Resume sus hallazgos en documentos visuales y explicativos que ayudan a diseñadores, creativos y responsables de producto a tomar decisiones alineadas con el futuro del mercado.
- Asesorar a marcas y agencias. Colabora en procesos de innovación, branding y desarrollo de productos para crear estrategias más frescas y conectadas con lo que viene.
En qué se basan los cool hunters
Los grandes profesionales de cualquier ámbito tienen muchísimo de oficio y una buena parte de olfato. Ahora bien, cuando la inspiración llega, debe pillarlos trabajando. Por eso, la dedicación resulta incuestionable en este sector.
El objetivo de estos especialistas es identificar las señales, los indicios de las tendencias venideras lo más pronto posible. Lo más fascinante es que, a menudo, esas señales las encuentras en campos completamente ajenos entre sí. ¿Puede influir la gastronomía en la ropa que vamos a llevar? ¿Y viceversa? La respuesta es sí. Pero solo las miradas más agudas son capaces de advertirlo con antelación.
En todo caso, el cool hunter se basa en las personas, pero también en la cultura y en los movimientos alternativos. Es decir, en la continuidad y, en paralelo, en la ruptura.
El cool hunting comenzó a llamarse así en los años 90 del siglo pasado y, sobre todo en sus primeros balbuceos, se centró especialmente en la moda. Actualmente, su aplicación es válida para cualquier actividad y ámbito de mercado.
Según Carl Rohde, un investigador holandés de la Universidad Fontys, cool es todo lo atractivo e inspirador, aquello que tiene potencial de crecimiento futuro.
Marketing y caza de tendencias
A efectos prácticos, el marketing persigue identificar las necesidades del público para satisfacerlas. El que da primero, como bien sabes, da dos veces.
El método cool hunting permite a las empresas:
- Identificar nuevas oportunidades de negocio.
- Detectar amenazas.
- Reconocer posibles nichos de mercado.
- Marcar caminos para diferenciarse de la competencia.
- Escuchar proactivamente al mercado.
- Conectar con el estilo de vida y los valores de los nuevos consumidores 2.0.
- Predecir la evolución de los mercados y prepararse para ello.
- Consolidar un liderazgo en innovación que haga especialmente atractivos los productos y servicios de la marca.
Cómo se consolidan las novedades y tendencias
Cualquier cool hunter que se precie ha de tener claras las etapas, los procesos y los protagonistas que dan vida a las tendencias.
Siempre se trata de un proceso encadenado en el que se suceden diferentes agentes activos. ¿Quieres saber las etapas?
1. Innovación. Los agentes se desmarcan del mercado y proponen conceptos, ideas, combinaciones o productos nuevos.
2. Adopción. Los denominados adoptantes precoces siempre siguen a los innovadores. Están alerta y se apropian de sus creaciones. Tanto es así que se convierten en prescriptores de esas propuestas rompedoras. ¡Tienen más influencia en el público que los propios creadores! Piensa en una youtuber de moda o en un instagramer famosísimo, pero también en un cabecilla de barriada.
3. Generalización. Y, de este modo, llega la gran masa. La mayoría de los consumidores finales, influenciados por los prescriptores, adoptan esa novedad. ¿La paradoja? Conforme esto ocurre y se generaliza, más cerca esta esa tendencia de ser reemplazada por otra.
4. Abandono. Se produce cuando los adoptantes precoces se cansan de la tendencia y deciden prescindir de ella. Permanecen a la espera de la siguiente novedad, lo que anima a los profesionales a ponerse a trabajar en ella.
Seguidamente, recomienza el proceso.
La digitalización, un proceso clave
Céntrate en la importancia capital que la investigación de tendencias tiene actualmente. Añádele el auge de las nuevas tecnologías, la digitalización y el cambio de paradigma provocado en la sociedad por las redes sociales e Internet. Combina estos aspectos y la ecuación te sale sola: la actividad de cool hunting no puede vivir al margen de la digitalización. Son, actualmente, uña y carne.
Esto no significa que el trabajo de campo deba abandonarse. El cool hunter es, siempre, un investigador de la realidad. Y esta se aprecia en estado puro en individuos concretos, en zonas urbanas singulares, en barrios de tendencias y en metrópolis determinadas. Sin embargo, la recogida, la compilación, la gestión y el análisis de grandes bases de datos simplifican el proceso y permiten optimizarlo.
Internet pone a nuestro alcance infinidad de información valiosa para cazar tendencias y determinar futuras líneas de consumo. Los medios digitales han modificado el perfil de estos profesionales, algo que ha propiciado la aparición del cool hunting digital o 2.0.
¿Cuánto cobra un coolhunter?
El sueldo de un coolhunter puede variar mucho según su experiencia, visibilidad y tipo de cliente. No es lo mismo colaborar con una start-up emergente que con una multinacional de moda. Sin embargo, sí podemos establecer algunos rangos orientativos.
Un coolhunter freelance que comienza puede cobrar desde 300 a 600 euros por informe de tendencias específico. Con el tiempo y una buena cartera de clientes, esa cifra puede escalar fácilmente hasta los 1.500 euros al mes por proyecto. Si ofrece asesorías personalizadas, charlas o talleres para empresas, estos servicios pueden oscilar entre los 100 y los 500 euros por hora, según el perfil y la demanda.
La esencia es la misma. Pero los medios tecnológicos han modificado la manera de alcanzarla. ¿Quieres iniciarte o perfeccionarte en el mundo del cool hunting? Apúntate a un curso de personal shopper y descubre todas las herramientas, conocimientos y actitudes necesarios para triunfar.