La escucha activa no es una habilidad con la que todos nacemos. Lo cierto es que saber escuchar atentamente a los otros no es una tarea fácil. Sin embargo, es imprescindible para tener una comunicación efectiva y tiene también efectos directos en nuestra inteligencia emocional. ¿Quieres formarte en este ámbito? Echa un vistazo a nuestros cursos de Psicología y Coaching. Y acompáñanos, analizamos qué es la escucha activa y cómo podemos potenciarla.
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¿Qué es la escucha activa?
En una conversación participan, como mínimo, dos actores: el emisor y el receptor. Así, una vez establecida la comunicación entre estos dos actores, se produce el intercambio de información entre ambas partes. La escucha activa se produce cuando somos los receptores y consiste en hacerle saber al emisor del mensaje que estamos atentos y comprendemos lo que nos está transmitiendo.
Cuando escuchamos de manera activa a alguien, centramos toda nuestra atención y concentración en lo que nos comunica la otra persona. De este modo, no solo oímos y replicamos lo que nos dice, sino que analizamos sus palabras, su postura, su tono y su mensaje en general para saber cómo se está sintiendo en ese momento y adaptar nuestra respuesta a todo ello.
Identificar la escucha activa
¿Qué características o factores deben cumplirse para considerar que estamos teniendo una postura de escucha activa? Veamos a continuación algunas de las características que debemos adoptar para hacerlo:
- Prestar atención a la expresión facial de nuestro interlocutor. O lo que es lo mismo, mirar a los ojos y la cara de la persona con la quien hablamos. Los rasgos y expresiones faciales son una gran fuente de información. A través de ello podemos ver el estado de ánimo tras la conversación.
- No interrumpir a la otra persona. Atender con todos los sentidos a la persona que habla significa no interrumpir su discurso.
- No hacer suposiciones o imaginaciones sobre lo que nos va a comunicar. Limitarnos simplemente a escuchar lo que nos quieren decir sin hacer elucubraciones previas.
- Preguntar si no estamos seguros de lo que nos transmite la persona. A veces nos quedamos con la duda de “qué habrá querido decir” y no nos atrevemos a preguntar. Tener una actitud de escucha activa es demostrar que estamos interesados en el otro, y si para demostrarlo debemos preguntar, lo haremos.
- Sonrisa ligera. Sonreír ligeramente o asentir de vez en cuando, le hará saber al interlocutor que está siendo escuchado y, a la vez, le motivará a seguir hablando. Mantener esta actitud respecto a la persona con quien hablamos muestra una imagen de empatía hacia él o ella.
- Mirroring o reflejo automático. Si estás ejerciendo la escucha activa probablemente lo estés haciendo sin darte cuenta. Copiar las expresiones faciales del interlocutor con quien hablamos indica que estamos en “sintonía” con sus sentimientos y que estamos atentos a lo que nos explica.
Ejercicios para potenciar la escucha activa
Si estás intentando poner en práctica o potenciar tu habilidad de escucha activa, seguramente te plantearás cómo hacerlo. Es normal y, a la vez, estás de enhorabuena. Y es que a continuación te dejamos con algunos ejercicios para ello.
Parafrasear a tu interlocutor
Consiste en intentar quedarte con los conceptos más relevantes de una conversación para poder dirigirla hacía ellos. Es una técnica muy utilizada en psicología y se usa para profundizar en ciertos aspectos de la conversación.
Una vez hayas escuchado activamente a tu interlocutor, subraya un par de fases que te hayan impactado, repitiendo si puedes las mismas palabras que él o ella haya utilizado. De este modo tú aclararás posibles dudas, el interlocutor se sentirá escuchado y, seguramente, ampliará la información sobre ese par de frases que tu hayas resumido.
No aconsejes
A menos que estés en un contexto que requiera de consejos o de que te lo pidan explícitamente, por supuesto. Potencia tu escucha activa y procura hacer que la otra persona pueda ir progresando en mostrar su preocupación o sentimientos.
Pregunta
Lo hemos comentado anteriormente, pero debes acostumbrarte a ello. Cuando se practica la escucha activa, lo más usual es que surjan preguntas y se hagan. Si eres el oyente, en este caso, deberás emitir preguntas relevantes para poder clarificar la información que hayas recibido. Además, el interlocutor se sabe escuchado y percibirá que intentas entender su discurso.
Beneficios de la escucha activa
Escuchar de manera activa a nuestro interlocutor puede darnos muchos beneficios en muchos ámbitos: personal, laboral, psicoterapéutico… La escucha activa es imprescindible para establecer relaciones de comunicación funcionales. Empezar a poner en práctica esta disciplina te llevará a los siguientes beneficios:
- Mejorar las relaciones interpersonales.
- Potenciar tus habilidades sociales.
- Mejora de la inteligencia emocional.
- Aumento de la cultura general.
- Más empatía y menos mal entendidos.
- Resolución de conflictos efectiva y más fácil.
Finalmente, desde Escuela ELBS queremos recordar que este artículo nunca sustituirá los consejos de tu psicólogo o terapeuta. En caso de estar buscando ayuda, te recomendamos que acudas a un profesional que pueda estudiar tu caso particular.