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Siendo aún para muchos una figura profesional desconocida, el mediador familiar es cada vez más requerido. En una familia, como en cualquier otro núcleo social, es normal que surjan problemas y disputas. Sin embargo, no siempre es necesario recurrir a los juzgados para solucionar estas divergencias. Aquí aparece la figura del mediador familiar. ¿Quieres saber exactamente qué es la mediación familiar y cómo funciona este ámbito? ¡Sigue leyendo y echa un vistazo a nuestra Certificación en Mediación Familiar!

¿Qué es la mediación?

Empecemos por lo básico. ¿Qué es la mediación? Pues un proceso de negociación con el que las partes involucradas en una problema o conflicto intentan buscar soluciones con la ayuda de un tercero neutral. Esta tercera persona, imparcial ante el problema, es el mediador, y actuará siempre sin capacidad decisoria.

La persona que ejerce en la mediación se encarga de “dirigir” el tratamiento de un conflicto hasta encontrar un acercamiento de posiciones y solucionarlo. Así, el mediador recoge inquietudes, versiones, posiciones y guía de manera neutral a las personas para encontrar un punto en común.

En este sentido, cabe destacar que la mediación es un proceso voluntario en el que nadie está obligado a participar. Asimismo, también se puede empezar un proceso de mediación y no encontrar solución o desistir del mismo antes de haber encontrado un punto de encuentro.

Principios de la mediación

La mediación se sustenta en cuatro principios fundamentales mediante los que deben trabajar siempre los mediadores, sea mediador familiar o especializados en otros ámbitos. ¿Cuáles son estos principios? Sigue leyendo, te los explicamos a continuación.

Imparcialidad y neutralidad

Un mediador familiar debe regir su trabajo en la imparcialidad y la neutralidad. Bajo ningún concepto ni circunstancia el mediador puede tener intereses respecto a ninguna de las partes. En caso de sentir este principio en peligro, el mediador deberá denegar su participación. El papel del mediador consiste en ser el catalizador encargado de guiar el proceso, pero nunca se involucrará ni posicionará.

Confidencialidad

La mediación debe estar siempre protegida por unas cláusulas de confidencialidad del contenido de las sesiones que se lleven a cabo. Asimismo, se garantizará la confidencialidad y seguridad de los documentos que se aporten por ambas partes, no pudiendo ser declarada la información obtenida durante la mediación.

Principio de buena fe y bilateralidad

En concordancia con la confidencialidad de las sesiones de mediación, anclada al principio de buena fe, el mediador también se compromete a actuar bajo el principio de bilateralidad. En este sentido, el mediador familiar o de otras especializaciones se compromete a dar las mimas oportunidades para expresarse a ambas partes. Asimismo, todas las partes que participen en el proceso se comprometen a hacerlo bajo los principios de buena fe, respeto mutuo y lealtad.

Voluntariedad

Como ya hemos comentado anteriormente, cualquier proceso de mediación es voluntario en todas sus fases. Es decir, es voluntario tanto en la financiación, como en el inicio o el final (solución). Cualquiera de las partes que participan en el proceso pueden desistir del mismo en cualquier momento.

¿Quién es el mediador familiar?

El mediador familiar es un profesional de la mediación enfocado a los conflictos que surgen en el núcleo familiar. Entre los casos más destacados que puede tratar un mediador de familia destacan los conflictos por separaciones, cuidados de parientes dependientes o repartos de herencias. Sin embargo, los problemas que puede tratar un mediador familiar son de muy diferente naturaleza.

Por ejemplo, también es recurrente la participación de un mediador en casos relacionados con empresas familiares, en partición de acciones o en desacuerdos para gestión de deudas, viviendas, divorcios y custodias.

¿Cómo puede ayudarte un mediador familiar?

Si estás pensando en recurrir a un mediador familiar sea cual sea tu caso, te interesará saber cómo podría ayudar en tu situación particular. Sin entrar en detalles, a continuación, encontrarás una lista de motivos por los que acudir a la mediación familiar.

  • Escucha activa. Si en tu conflicto nadie es capaz de escuchar al otro, el proceso junto al mediador familiar lo facilitará. Estos se encargan de que los implicados razonen lo que las otras partes argumentan. No para poder “contraatacar”, si no para poder comprender otras posiciones.
  • Otra perspectiva. En una situación comprometida o controvertida es normal que tengamos una percepción “negativa” de todo y todos. El mediador familiar se encargará de cambiar la negatividad por comprensión, favoreciendo el dialogo y reduciendo la tensión entre partes para alcanzar un acuerdo justo y parcial.
  • Respeto. En una discusión o disputa familiar, la confianza que nos tenemos puede llevarnos a perder el respeto. Por eso, contar con un mediador puede ayudarnos a respetarnos los unos a los otros creando un espacio de igualdad y diálogo.
  • Por el mismo motivo, en muchas familias existen ciertas jerarquías que impiden que algunas partes puedan mostrar cómo se sienten respecto a un conflicto. Por ello, en un proceso de mediación familiar, buscaremos una igualdad de oportunidades en el que todas las partes puedan expresarse.