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La alimentación juega un papel crucial en el bienestar físico y mental. Dentro del amplio abanico de planes alimenticios, uno de los más conocidos por sus efectos en la pérdida de peso es la dieta hipocalórica. Pero, ¿sabes qué significa y qué se puede comer? A lo largo de nuestro blog te desgranamos todos los detalles sobre ella y cómo enfocarla de manera saludable. ¡Conoce qué es una dieta hipocalórica a continuación!

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¿Qué es una dieta hipocalórica?

Cuando hablamos de una dieta hipocalórica, nos referimos a un plan de alimentación que restringe el número de calorías diarias consumidas con el objetivo principal de promover la pérdida de peso. La palabra, de hecho, proviene del griego «hypo», que significa «menos», y hace referencia a la reducción de calorías respecto al gasto energético total del organismo. Eso es lo que significa una dieta hipocalórica.

A través de este tipo de dieta, se fuerza al organismo a utilizar sus reservas energéticas, principalmente grasa corporal, para funcionar correctamente, lo que conlleva una pérdida progresiva de peso. Sin embargo, esta restricción debe hacerse con criterio profesional, ya que una reducción calórica extrema o mal planificada puede generar deficiencias nutricionales y problemas de salud.

¿Qué se puede comer en una dieta hipocalórica?

Uno de los mitos más comunes sobre este tipo de alimentación es que se basa únicamente en «comer menos». En realidad, lo importante no es solo reducir calorías, sino asegurarse de que los alimentos aporten los nutrientes necesarios. Entonces, lo que se come en una dieta hipocalórica depende en gran medida de la calidad nutricional de los alimentos.

En general, se priorizan alimentos con alta densidad nutricional y bajo contenido calórico, como:

  • Verduras y hortalizas. Son bajas en calorías, ricas en fibra, vitaminas y minerales. Se recomienda consumirlas en gran cantidad.
  • Frutas frescas. Aportan energía, antioxidantes y nutrientes esenciales. Algunas, como las fresas, las manzanas o las naranjas, son especialmente recomendadas.
  • Proteínas magras. Pollo sin piel, pescado blanco y azul, claras de huevo, tofu o legumbres cocidas sin grasas añadidas.
  • Cereales integrales y legumbres. Son fuentes saludables de carbohidratos complejos que aportan saciedad y energía sostenida.
  • Grasas saludables. Presentes en el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos y el aguacate.

También es clave evitar o reducir al mínimo los ultraprocesados, azúcares refinados, bebidas calóricas, embutidos, fritos y bollería industrial. Beber agua y mantenerse hidratado también forma parte esencial del plan.

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¿Cuándo se recomienda la dieta hipocalórica?

La dieta hipocalórica suele recomendarse en casos en los que existe sobrepeso, obesidad o cuando se necesita una reducción controlada de peso por motivos médicos. Sin embargo, siempre debe ser diseñada y supervisada por profesionales de la salud o de la nutrición, ya que no todas las personas tienen las mismas necesidades energéticas ni metabólicas.

Este tipo de dieta puede formar parte de un tratamiento integral en situaciones como la reducción de peso antes de una cirugía, el control de enfermedades metabólicas o la mejora del estado físico general. No se recomienda para niños, adolescentes en crecimiento, mujeres embarazadas o personas con trastornos alimentarios, a menos que esté indicada y monitorizada por un especialista.

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Recomendaciones y pautas para diseñar esta dieta

Diseñar una dieta hipocalórica equilibrada y segura implica mucho más que reducir el número de calorías. Estas son algunas pautas que se deben tener en cuenta para que el plan sea eficaz y saludable:

  • Calcular el requerimiento calórico individual. Esto se hace en función de la edad, sexo, estatura, peso actual, nivel de actividad física y objetivo de peso.
  • Reducir entre 500 y 700 kcal diarias respecto al mantenimiento, lo que permite una pérdida de peso progresiva y sostenible.
  • Asegurar la ingesta de todos los nutrientes: proteínas, carbohidratos complejos, grasas saludables, vitaminas y minerales.
  • Incluir cinco comidas al día para evitar picos de hambre y mantener estables los niveles de energía.
  • Planificar los menús con antelación, para evitar improvisaciones y recurrir a opciones poco saludables.
  • Evitar las dietas muy restrictivas o monótonas, que pueden provocar efecto rebote o abandono.
  • Incorporar actividad física de forma regular para potenciar la quema de calorías y mantener masa muscular.
  • Registrar la evolución y ajustar el plan si fuera necesario.

Importancia de estudiar nutrición para hacerlo bien

Una alimentación saludable y adaptada a cada persona requiere conocimientos. Por ello, formarse en nutrición resulta clave para entender los fundamentos de dietas como la hipocalórica y aplicarlas de manera segura. Tanto si quieres mejorar tu salud como si deseas asesorar a otros, estudiar nutrición te proporciona herramientas esenciales para comprender cómo funcionan los macronutrientes y micronutrientes en el cuerpo humano.

Asimismo, permite identificar los errores más comunes en la planificación dietética, diseñar planes alimentarios adaptados a objetivos específicos, promover hábitos de vida saludables y evitar la difusión de mitos alimentarios.

Estudiar nutrición te ayudará a interpretar etiquetas, entender las necesidades energéticas y asesorar desde la evidencia científica. Esto resulta especialmente útil en un contexto en el que la información sobre alimentación abunda, pero no siempre está contrastada o personalizada.

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