Cuando atravesamos un proceso digestivo complicado, especialmente con síntomas como diarrea o inflamación intestinal, una de las recomendaciones más habituales de los profesionales de la salud es seguir una dieta astringente. Este tipo de alimentación tiene el objetivo de ayudar al sistema digestivo a recuperarse, reduciendo el tránsito intestinal y permitiendo que el organismo se estabilice. Pero, ¿sabes exactamente qué es una dieta astringente y cómo se debe aplicar correctamente? ¡Sigue leyendo para descubrir más!
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¿Qué es una dieta astringente?
Cuando nos preguntamos qué quiere decir una dieta astringente, la respuesta es sencilla: se trata de un régimen alimenticio que incluye alimentos con propiedades que reducen la movilidad del intestino y la secreción de líquidos, ayudando a disminuir la diarrea y otros problemas digestivos. Está especialmente indicada en casos de gastroenteritis, colitis, síndrome del intestino irritable o tras una intervención quirúrgica en el sistema digestivo.
Su principal función es proteger el tracto intestinal, facilitar su descanso y prevenir la deshidratación. Una dieta astringente no busca cortar la diarrea, sino también nutrir al organismo sin irritarlo. Por eso, se eligen alimentos fáciles de digerir, con bajo contenido en fibra y que no estimulen excesivamente la actividad intestinal. Por ejemplo, se evita consumir grasas, azúcares, condimentos o productos crudos.
No debe confundirse con una dieta restrictiva o de adelgazamiento. Es una pauta temporal, terapéutica, y debe adaptarse a cada paciente según sus necesidades y el origen de su malestar digestivo.
¿Qué se puede comer en una dieta astringente?
Uno de los principales errores que se cometen en una dieta astringente es la confusión acerca de qué alimentos están permitidos y cuáles no. Este tipo de dieta debe ser equilibrada dentro de sus limitaciones, evitando déficits nutricionales y favoreciendo una pronta recuperación. Veamos cuáles son los alimentos de una dieta astringente que se pueden comer:
¿Cuáles son los alimentos astringentes?
Los alimentos astringentes son aquellos que ayudan a endurecer las heces, disminuyen la secreción intestinal y poseen un efecto antiinflamatorio o calmante sobre el intestino. Algunos de los más recomendados son:
- Arroz blanco. Especialmente hervido, sin aceite ni salsas. El almidón ayuda a regular el tránsito intestinal.
- Zanahoria cocida. Es rica en pectina, una fibra soluble que tiene efecto gelificante y ayuda a retener agua en el intestino.
- Manzana sin piel. Rallada o cocida; también contiene pectina, por lo que es excelente para calmar el intestino.
- Plátano maduro. De fácil digestión, aporta potasio, mineral esencial en procesos de deshidratación.
- Pan blanco tostado o galletas tipo María. Evitan la irritación intestinal y son fuente de carbohidratos suaves.
- Pechuga de pollo hervida o al horno. Proteína magra de fácil asimilación.
- Pescado blanco. Como la merluza o el lenguado, también cocinados sin grasa.
- Patata cocida. Sin piel, sin aceite y sin freír, proporciona energía sin irritar.
- Yogur natural con bifidobacterias. Ayuda a restablecer la flora intestinal si no hay intolerancia a la lactosa.
Además de estos alimentos sólidos, se recomienda una adecuada hidratación con agua, infusiones suaves como la manzanilla, y soluciones rehidratantes si ha habido pérdida significativa de líquidos.
Por el contrario, hay que evitar los productos integrales, los lácteos enteros, las frutas y verduras crudas, los embutidos, el café, las bebidas carbonatadas o alcohólicas, y cualquier alimento con alto contenido graso o azucarado.
¿Qué desayunar en una dieta astringente?
El desayuno dentro de una dieta astringente debe ser ligero, nutritivo y, sobre todo, no irritante. Algunas opciones adecuadas podrían ser:
- Té negro con unas tostadas de pan blanco y una cucharada de mermelada suave sin trozos de fruta.
- Compota de manzana y unas galletas tipo María.
- Yogur natural desnatado con plátano maduro machacado.
- Arroz con leche desnatada (si no hay intolerancia) y un toque de canela.
Es fundamental evitar los zumos ácidos como el de naranja o piña, así como los cereales integrales, frutos secos, bollería industrial o cafés fuertes. El objetivo es iniciar el día con alimentos fáciles de digerir que no estimulen en exceso al intestino.
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¿Por qué estudiar nutrición es importante?
Estudiar nutrición es importante aunque no quieras ser en nutricionista. Comprender el impacto que tiene cada alimento en el organismo es esencial no solo para quienes sufren trastornos digestivos, sino para cualquier persona que desee mejorar su calidad de vida. Podrás adquirir una visión integral sobre cómo alimentarnos mejor y cómo adaptar la dieta a las distintas etapas y condiciones de salud.
Por ello, formarte a través de una certificación en nutrición como la que te ofrecemos en Escuela ELBS es una opción ideal para desarrollar estos conocimientos. Además, hay otras razones para estudiar nutrición:
- Mejor comprensión del cuerpo humano. Saber cómo funciona el sistema digestivo, endocrino o inmunológico es clave para tomar decisiones alimenticias acertadas.
- Ayuda a prevenir enfermedades. Una dieta bien estructurada puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión, obesidad o problemas digestivos recurrentes.
- Capacidad de personalizar dietas. No todas las personas necesitan lo mismo. Con formación en nutrición puedes aprender a diseñar planes alimenticios adaptados a patologías, edades, objetivos o estilos de vida.
- Oportunidades laborales. La nutrición es un campo en expansión. Cada vez hay más demanda de profesionales en hospitales, clínicas, centros deportivos, colegios, empresas de alimentación o incluso como consultores independientes.
- Conciencia social y ambiental. La alimentación no solo afecta al cuerpo, sino también al entorno. Estudiar nutrición te permite incorporar principios de sostenibilidad y salud comunitaria.
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