fbpx

Quererse a uno mismo no es un acto egoísta, sino una necesidad vital para mantener un equilibrio emocional y mental sano. La inteligencia emocional juega un papel fundamental en este proceso, ya que nos permite reconocer, aceptar y gestionar nuestras emociones de manera saludable. A través de ella, podemos aprender a valorarnos, a establecer límites y a cultivar relaciones más sanas con los demás. Sin embargo, no siempre resulta fácil. Muchas personas sienten que no se quieren lo suficiente o que no son capaces de darse el mismo cuidado y respeto que ofrecen a los demás. Hoy, te contamos cómo aprender a quererse a uno mismo y qué aspectos pulir para tener una autoestima más fuerte. ¡Vamos allá!

Accede a la mejor formación en inteligencia emocional y empieza a invertir en tu bienestar.

¿Por qué no me puedo querer a mí mismo?

La falta de amor propio no surge de la nada; es el resultado de múltiples factores que se acumulan a lo largo de la vida. Una de las razones más comunes es la autocrítica excesiva, ese diálogo interno que nos recuerda constantemente lo que no hacemos bien. También influye la comparación con los demás, algo que se ha intensificado con el uso de las redes sociales, donde solemos ver solo la versión idealizada de la vida ajena.

Además, algunas personas sienten que no se pueden querer porque cargan con sentimientos de culpa o vergüenza. Estos pueden estar asociados a experiencias pasadas, errores cometidos o incluso a expectativas incumplidas. Cuando la autoexigencia es demasiado alta, cualquier fallo se convierte en un motivo para restarse valor. En estos casos, la inteligencia emocional se convierte en una herramienta clave, ya que ayuda a reconocer esas emociones y a transformarlas en aprendizajes, en lugar de en cadenas que limitan el crecimiento personal.

Estas actividades de inteligencia emocional ayudan a desarrollar una relación más sana con nosotros mismos. ¡Toma nota!

¿De dónde viene la falta de amor propio?

La falta de amor propio suele venir de problemas en la infancia que se refuerzan en la edad adulta. Muchas veces, está relacionada con el tipo de crianza recibida. Por ejemplo, crecer en un ambiente donde se valoraba más el rendimiento que la persona en sí misma puede generar la sensación de que el cariño solo se gana con logros.

Otro origen común es la falta de validación emocional. Cuando de pequeños no se nos enseñó a identificar y expresar lo que sentíamos, es posible que de adultos no sepamos cómo manejar esas emociones. También influyen las experiencias de rechazo, abandono o críticas constantes, que dejan una huella duradera en la autoestima.

En la vida adulta, estas creencias se refuerzan si se mantienen relaciones poco sanas, ya sea en el ámbito laboral, social o afectivo. La sensación de no ser suficiente se perpetúa y dificulta el desarrollo de un vínculo sano con uno mismo. Reconocer esta carencia no es sencillo, pero resulta esencial para iniciar el camino hacia la sanación y el amor propio.

¿Qué pasa cuando una persona no se quiere a sí misma?

Cuando una persona no se quiere a sí misma pueden ocurrir las siguientes consecuencias:

  • Baja autoestima e inseguridad. La falta de valoración personal hace que la persona dude de sus capacidades, tenga miedo de equivocarse y dependa de la aprobación externa para sentirse válida.
  • Dificultad para tomar decisiones. Al no confiar en sí misma, suele postergar elecciones importantes o busca constantemente que otros decidan por ella, lo que limita su autonomía.
  • Relaciones tóxicas o desequilibradas. Quien no se quiere suele aceptar maltratos, desvalorizaciones o vínculos en los que siempre da más de lo que recibe, por miedo al abandono o al rechazo.
  • Problemas emocionales. La ausencia de amor propio puede derivar en ansiedad, depresión, estrés crónico o una sensación constante de vacío emocional.
  • Estancamiento personal y profesional. Sin confianza interna, resulta difícil asumir retos, plantearse metas ambiciosas o defender las propias ideas, lo que frena el crecimiento en distintos ámbitos.
  • Dependencia emocional. La persona busca que otros llenen el vacío de su falta de amor propio, lo que genera relaciones codependientes y poco saludables.

Estas son las características de una persona con inteligencia emocional. ¿Crees que te falta mucho para llegar a este nivel? 

Cómo aprender a quererse a uno mismo

Aprender a quererse a uno mismo con inteligencia emocional es un proceso que requiere paciencia, práctica y constancia. No se trata de cambiar de la noche a la mañana, sino de ir incorporando pequeñas acciones conscientes que, con el tiempo, construyen un vínculo más sano con uno mismo. Estos son 5 pasos para aprender a quererse a uno mismo que te ayudarán en tu camino:

Reconocer y aceptar tus emociones

La inteligencia emocional nos enseña que no hay emociones buenas o malas, sino formas de expresarlas más o menos saludables. Ignorar lo que sentimos solo genera tensión y malestar acumulado.

Reconocer emociones como la tristeza, la frustración o el miedo permite entender de dónde vienen y qué nos están señalando. Aceptarlas implica dejar de juzgarnos por sentirlas. Al hacerlo, nos damos el permiso de ser humanos, lo que constituye una base sólida para cultivar el amor propio.

Practicar la autocompasión

La autocompasión consiste en tratarnos con la misma amabilidad con la que trataríamos a un ser querido en un momento difícil. Muchas veces, somos nuestros críticos más severos y nos castigamos por errores o imperfecciones. Sin embargo, la autocompasión nos recuerda que equivocarse es parte de la experiencia humana.

Cuando practicamos la autocompasión, dejamos de ver los fallos como fracasos personales y empezamos a percibirlos como oportunidades de aprendizaje. Esta práctica no significa caer en la indulgencia excesiva, sino en un trato justo y equilibrado hacia uno mismo. Poco a poco, fomenta una relación interna más positiva y resiliente.

Establecer límites saludables

Quererse también implica saber decir «no» cuando es necesario. Muchas personas con baja autoestima aceptan compromisos, demandas o comportamientos dañinos por miedo al rechazo. Sin embargo, aprender a poner límites es un acto de amor propio y de respeto hacia uno mismo.

Los límites saludables no solo protegen nuestra energía, sino que también ayudan a mejorar nuestras relaciones. Cuando comunicamos de manera clara lo que estamos dispuestos a aceptar, los demás aprenden a valorarnos y respetarnos. Esto genera un entorno más sano, donde nuestras necesidades también tienen un espacio.

Cultivar pensamientos positivos y realistas

La forma en la que nos hablamos internamente influye directamente en cómo nos sentimos. Si nuestro diálogo interno está lleno de críticas, es difícil construir un amor propio fuerte. Por eso, es fundamental aprender a sustituir esos pensamientos por mensajes más amables y realistas.

No se trata de caer en el optimismo tóxico, sino de buscar un equilibrio entre la autocrítica constructiva y el reconocimiento de los logros. Un ejercicio práctico es anotar cada día tres cosas que hayamos hecho bien o de las que nos sintamos orgullosos. Con el tiempo, este hábito fortalece la autopercepción positiva y refuerza la confianza en uno mismo.

Cuidar de uno mismo de manera integral

Quererse también significa atender las propias necesidades físicas, emocionales y espirituales. Descansar lo suficiente, alimentarse bien y practicar ejercicio son formas básicas de autocuidado que repercuten directamente en el estado de ánimo.

Además, dedicar tiempo a actividades que nos aporten alegría o calma, como leer, meditar o practicar un hobby, es una manera de recordarnos que merecemos bienestar. El autocuidado no es un lujo, sino una inversión en salud y equilibrio emocional. Con cada pequeño gesto de cuidado hacia nosotros mismos, reforzamos la idea de que somos valiosos y dignos de amor.

Aprender a quererse a uno mismo con inteligencia emocional es un camino lleno de retos, pero también de grandes recompensas. ¿No sabes por dónde empezar? Accede a nuestra formación y aprende las mejores técnicas de inteligencia emocional para potenciar tu bienestar, construir una autoestima fuerte y desarrollar habilidades clave para tu desarrollo personal. ¡Te esperamos!

Máster en Inteligencia Emocional