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No es ningún secreto. La calidad del sueño de una persona es realmente importante para que muchas otras funciones del cuerpo tengan lugar. Por ello, se recomiendan entre 7 y 8 horas de sueño por noche. Ahora, con los relojes y pulseras inteligentes, podemos calcular exactamente nuestro tiempo de descanso. Y, de ahí, nuestra cantidad de sueño profundo y sueño ligero. ¿Sabes cuál es la combinación ideal de estas dos franjas de descanso nocturno? Te lo contamos. Recuerda que en nuestra escuela puedes encontrar la formación que estás buscando. Por ejemplo, echa un vistazo a nuestra certificación en coaching personal y PNL.

Sueño profundo y sueño ligero: ¿qué sucede mientras dormimos?

Aunque muchas personas piensan que, al dormir, todo el cuerpo entra en una fase de “desconexión” y descanso, nada más lejos de la realidad. Durante nuestras horas de sueño profundo y sueño ligero, nuestro organismo aprovecha para prepararnos para cuando despertemos.

Así, por ejemplo, los músculos aprovechan para regenerarse, se activan procesos hormonales y se rebaja la temperatura corporal, permitiendo un descanso del corazón. Durante las horas de sueño, además, nuestro cuerpo aprovecha para acelerar el sistema inmunológico. Es por ello que cuando enfermamos necesitamos descansar y dormir más.

Es, finalmente, durante la noche, mientras experimentamos las fases de sueño profundo y sueño ligero, cuando se regulan los niveles de neurotransmisores. Estas moléculas son las que equilibran nuestro estado de ánimo. La ciencia afirma que la falta de sueño se relaciona con trastornos depresivos debido a esta relación entre descanso y neurotransmisores.

Etapas del sueño: ¿cuáles existen?

Lo tienes casi todo: una rutina deportiva, una dieta equilibrada y balanceada y una estabilidad emocional. Sin embargo, ¿tienes una calidad del sueño correcta que acompañe todos los otros factores? Son muchas las personas que se preguntan cuál es el equilibrio ideal entre sueño profundo y sueño ligero. Por ello, hoy analizamos todas las fases del sueño. Toma nota:

Primera etapa o fase de adormecimiento

La primera etapa del sueño es la del adormecimiento. En esta fase, nuestro cuerpo pasa de un estado de vigilia a un estado de adormecimiento. Generalmente es la primera fase del sueño y está considerada como una etapa de transición. Ocupa los primeros diez minutos del sueño.

Etapa segunda o fase de sueño ligero

Como ya sabrás, las fases más conocidas son las del sueño profundo y sueño ligero. La segunda etapa es la del sueño ligero. Se calcula que ocupa prácticamente la mitad de nuestros ciclos de sueño (50%). En esta etapa, nuestro cuerpo “desconecta” y baja la frecuencia de respiración, así como el ritmo cardíaco, que se ralentiza.

Los científicos apuntan que durante le sueño ligero seguimos manteniendo una gran actividad cerebral, que se intercalan con periodos de menor intensidad. Es por ello que en esta fase seguimos escuchando sonidos y nos despertamos fácilmente. ¿Alguna vez has sentido que estabas a punto de caerte antes de dormirte? ¡Estabas en la fase de sueño ligero!

Fase tercera o etapa de transición

Aunque muchas personas crean que pasamos automáticamente entre sueño profundo y sueño ligero, pero lo cierto es que la fase tercera es una etapa de transición. Son unos dos o tres minutos en los que poco a poco nos abrazamos al sueño Delta o profundo. Nos encontramos ya en plena relajación y entre la tercera y cuarta fase liberamos la hormona del crecimiento.

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Fase cuarta, sueño profundo o Delta

Es la segunda de las más famosas, el sueño profundo es la cuarta etapa del sueño y suele representar una media del 20% del tiempo total del sueño. Si dormimos unas 8 horas, este 20% serían unas 1,6 horas. Es la fase que determinará la calidad final del sueño y, durante esta fase es difícil despertar. Nuestro ritmo de respiración es lento y nuestra presión arterial desciende entre un 10 y un 30%.

Fase REM o sueño paradójico

Después del sueño profundo y sueño ligero, aparece otra de las fases más famosas de las etapas del sueño.  La etapa del Rapid Eye Movement (REM) o sueño paradójico ocupa entre 15 y 30 minutos de nuestro sueño. En ella, nuestros ojos experimentan un movimiento rápido y nuestro cerebro registra mucha actividad, pero nuestros músculos están bloqueados. En esta etapa solemos soñar y nuestra respiración es irregular. En esta fase se “limpia el cerebro”, consolidándose recuerdos y conocimientos.

¿Cómo equilibrar sueño profundo y sueño ligero?

Muchas personas experimentan un desequilibrio entre sueño profundo y sueño ligero, lo que hace que, por las mañanas no sientan que han tenido un sueño reparador. Aunque las franjas pueden variar dependiendo de la edad y otros factores, el sueño ligero tiende a ocupar un 50 o 60 % de la noche. En cambio, el sueño profundo ocuparía entre un 10 y un 25% del sueño total.

Los expertos afirman que no es posible modificar nuestros ciclos del sueño de una manera efectiva. Y es que en ellos influyen muchos factores que escapan a nuestro control: edad, grado de actividad, salud mental, trastornos, dolores o alimentación. Sin embargo, aunque hay una línea intraspasable entre nuestra naturaleza y nuestro deseo, se sabe que cuidar de estos factores puede ayudarnos a tener una mejor calidad del sueño.

De ahí que los expertos concluyen que establezcamos algunas medidas que cuidan de nuestros ciclos del sueño. Por ejemplo, cuidaremos nuestros horarios, nuestra actividad ante pantallas, nuestra alimentación y nuestra actividad física diaria. Aplicando y cuidando de algunos de estos detalles conseguiremos que nuestro cuerpo descanse mejor que nunca. Empieza ahora a aplicarlos.